Pocas veces a un artista o figura del arte le gusta que le toquen temas que ellos denominan como “prohibidos”, porque tocan su vida privada, esa que fluye cuando no está frente a las cámaras o delante de un gran público.
Muchos, incluso, lo han dicho públicamente, -“no me pregunten nada que tenga que ver con mi familia, mi vida privada”-.
La advertencia muchas veces llega de parte de los manejadores o productores. Sin embargo, eso no sucede con Gilberto Santa Rosa, que es un caballero a carta cabal, demostrado fuera y dentro del escenario.
Una muestra de esa apertura que tiene con los medios la ofreció en la noche del lunes cuando visitó por primera vez “Cabina compartida”, espacio radial que se transmite por la estación 97.7 FM, y en el que el mismo formato indica que quien llegue a la silla de invitado tiene la misión de compartir en esa cabina, en la que muchas otras figuras del arte y la música también han pisado, su vida, sus gustos, sus pasiones, en fin… Es uno de esos espacios que te permite conocer al invitado sin tan siquiera haberlo visto algún día.
Lo que dijo
Fue de esa forma que nos enteramos que el intérprete de “Que alguien me diga” tiene miedo a partir de este mundo en esta etapa de vida. Aunque está claro que de este mundo nadie sale vivo, pero teme “a morir temprano, porque hay cosas que uno quiere ver y hacer, y tengo miedo a eso, a no terminar algunos proyectos que tengo en mente”, sostuvo consciente de que en algún momento deberá decir adiós.
El artista, que se encuentra en el país en la promoción de su próximo concierto, el 21 de agosto en el anfiteatro Nurín Sanlley, celebrará su cumpleaños 53 en República Dominicana, ese mismo día, y “de qué manera con lo que más disfruto”.
Gilberto habló de su salud, de su madre, de los deportes que le gustan, de sus amigos, su país, sin dejar la música, que según confiesa es su gran pasión, y de la cual dice no concibe nada sin música y mucho menos se divierte sin ella.