Cuando en 2005 publicó su primera novela, “Looking for Alaska”, John Green (Indianápolis, 24 de agosto de 1977) ni se podía imaginar que solo diez años más tarde estaría entre los autores más populares del mundo, con millones de ejemplares vendidos de cada una de sus novelas, adaptaciones al cine de sus historias e incluido en la lista de las 100 personalidades más influyentes por la revista Time.
Ha escrito cuatro libros. Pero no solo de escritura vive Green, un activo miembro de las redes sociales, con 4,3 millones de seguidores en Twitter y creador de un vídeo blog junto a su hermano, VlogBrothers, que supera los 2.6 millones de suscriptores en su canal de Youtube. Y cuando parecía que había tocado techo de popularidad, llegó el cine.
El comienzo
La primera de las novelas de Green que se adaptó al cine fue su último trabajo, “The Fault in Our Stars”, de la que se vendieron más de 11 millones de ejemplares en todo el mundo.
Una tristísima historia de amor adolescente protagonizada por dos jóvenes enfermos de cáncer, Hazel Grace Lancaster y Augustus Waters, que se unen y tratan de cumplir sus últimos sueños pese a su trágico destino marcado.
Una de las actrices de moda, Shailene Woodley, fue la elegida para protagonizar la adaptación al cine de esta historia, junto a Ansel Elgort.
Y el resultado fue que para un presupuesto de poco más de 12 millones de dólares, la recaudación ascendió a más de 307 millones, convirtiéndose en todo un fenómeno entre los adolescentes de todo el mundo.
El guión de la película fue escrito por Scott Neustadter y Michael H. Weber, los mismos que se han encargado, junto a John Green, de la adaptación de “Paper Towns”.
Dos historias que, al igual que el resto de sus novelas, están centradas en el mundo adolescente, que es el que más interesa al autor.
“Me gusta escribir sobre adolescentes porque hacen muchas cosas importantes por primera vez. Se enamoran por primera vez, intentan averiguar cómo son otras personas. Cuando era un niño pequeño no creía realmente que las otras personas lo eran de la misma forma que yo, estaba tan obsesionado con mi propia complejidad e intentando entenderme a mí mismo que realmente que no tenía la energía mental de imaginar otras personas.