Brasil y Holanda expresaron su indignación y llamaron a consulta a sus embajadores en Indonesia, tras la ejecución de dos de sus ciudadanos ayer, junto a otros tres extranjeros condenados por narcotráfico.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo sentirse “consternada e indignada” por el fusilamiento, indicó un portavoz. Tanto Brasilia como La Haya decidieron llamar a consulta a sus embajadores en Indonesia que ejecutó ayer a seis personas, entre ellos extranjeros procedentes de Brasil, Holanda, Malaui, Vietnam y Nigeria.
El brasileño Marco Archer Cardoso Moreira, de 53 años, condenado en 2004 por introducir cocaína en el país, fue fusilado en la isla de Nusa Kambangan, en la costa sur de la isla de Java, donde hay una prisión de alta seguridad.
Los fusilamientos son las primeras penas capitales durante la presidencia de Joko Widodo, que asumió el cargo en octubre. A pesar de su imagen reformista, Jokowi -el apodo con el que se le conoce- ha dado su apoyo a la pena de muerte en un país que tiene una estricta legislación contra el tráfico de drogas.
“La guerra contra la mafia de la droga no se puede llevar a cabo con medidas tímidas porque las drogas han arruinado la vida de los drogadictos y de sus familias”, dijo el presidente este domingo en un mensaje en Facebook.