El pedido vehemente del presidente Medina para que la comunidad internacional acuda en ayuda de la regularización de los haitianos que viven en la República Dominicana, es una muestra extrema de sinceridad en su afán por mejorar las relaciones RD-Haití.
Medina debería saber empero que sectores haitianos no necesariamente aprecian su gesto como se cree deberían por cuanto su régimen en el fondo podría querer que la RD resuelva el problema, y por las rivalidades entre los dos países que él se esfuerza en conjurar.
Por esa indiferencia haitiana, la bancada de ese país en Naciones Unidas estaba a cargo de una diplomática de menor rango, es decir que el embajador jefe de su misión no asistió, para escuchar, como hubiera sido de esperar, el discurso de Medina ante la Asamblea General.
Se dijo en Nueva York que Medina, con el tacto diplomático comprensible dadas las circunstancias, había anticipado a la delegación haitiana que se referiría a la regularización de sus nacionales, lo que podría indicar que la ausencia de la bancada se debió a instrucciones.
Al menos el embajador haitiano en Santo Domingo, Fritz Cinéas le buscó una salida a la situación al declarar a la prensa que su país agradecía “las buenas palabras” del presidente dominicano, una forma puramente diplomática del viejo zorro que al final cuida su puesto.
“Ayuden a Haití”
“Ayuden a Haití. Ayúdenles a documentar a su gente, tanto en su territorio como en el nuestro, pues la documentación es el primer e indispensable paso para disfrutar de un amplio conjunto de derechos”, apuntó el gobernante dominicano.
El presidente dominicano expresó también que estaba preocupado, al igual que numerosos organismos internacionales, por el destino de los inmigrantes haitianos por lo que estimó que ahora es el momento de pasar de las palabras a los hechos.
Medina enfocó su discurso en lo que podría ser el más acuciante tema de las relaciones internacionales dominicanas, sin dejar de mencionar su preocupación por los problemas del Medio Oriente y del cambio climático, punto principal de la agenda de la 69 Asamblea.
La posición de Medina de echar adelante la regularización, de conformidad con la ley 169-14 y su Reglamento de Aplicación, le ha creado problemas internos a su régimen, con funcionarios en actividad permanente de denuncias anti-haitianas y la actitud reticente en el fondo de la JCE.
El presidente dominicano consideró a la parte haitiana al citar la “decidida voluntad política de ambas naciones de cambiar la historia de desencuentros y malos entendidos de muchos años, alimentados por sectores interesados”. Pidió dejar atrás lo peor del pasado común.