Por José Rafael Sosa
Avatar, El camino del agua, es la gran sinfonía sinfónica del cine, abre un capítulo nuevo en la industria audiovisual global. Es el gran espectáculo de disfrute pleno en el plano visual, sonoro y, esta vez, con una historia que justifica.
Es el pico más alto del espectáculo audiovisual del cine de ficción actual. Experiencia única, resultado de una creatividad desbordante y un amor incondicional por el ambiente
El atractivo visual de esta cinta es el universo acuático manejado con tal maestría creativa que nadie podría imaginarse que estamos ante una película de animación, concepciones logradas a partir de una asesoría científica en biología marina y otras áreas de la ciencia oceanográfica, elemento poco destacado en los contenidos de mercadeo del proyecto.
El éxito de Avatar, el camino del agua es haber logrado poner lo técnico al servicio de una historia manejando valores unidad familiar, defensa del ambiente, tomando ahora el motivo esencial de la cacería de ballenas, que sustituyo la búsqueda del Unobtanium en la predecesora.
Cameron ha roto las matrices de la imaginación original con el Avatar de inicio para aceptar el reto de la creación de un nuevo universo, tan impresionante como debió haber sido para decenas de animadores y técnicos de efectos visuales, el crearlo.
Es una obra visual envolvente, creativa y que logra llevar a pantalla, a pesar de algunos huecos e inconexiones en el guión, de que apela a estereotipos y lugares comunes (en el segundo acto) al empleo en el tercer acto de modismos excesivamente “Made in USA” que no detallamos para no hacer revelaciones indebidas, ridículamente llamados spoilers, como si de un término propio de nuestro idioma se tratara.
Si las tres horas y 12 minutos, parecen mucho ¿es culpa de Cameron que ha aportado una obra que amplía un precedente de cine, o responsabilidad es de la limitada sensibilidad de quienes no fueron capaces de meterse en ese mundo?
Su fotografía es el gran sustento que demandó para ser, la creación de cámaras y recursos tecnológicos, a lo cual agrega su universo sonoro: desde música étnica (de una base rítmica africana y no reivindicada por nadie), su sonido directo y el audio de los efectos visuales.
El verdadero protagonista de El camino del agua, se llama James Cameron, por su capacidad creativa, por su paciencia, su cualidad de no desesperarse, por negarse a hacer dinero produciendo éxitos de acción y fantasía comercial de cualquier tema (blockbuster) _ cada dos tres años y en cambio, persistir en la creación de nuevos universos, al costo que fuera y una actitud de atrevimiento, la constancia y la paciencia.
En sus tres principales curvas dramáticas, y las tramas y subtramas que constituyen su fascinante paleta argumental, diversificando sus protagónicos y actuaciones secundarias y de soporte, en preparación de la sucesión generacional.
Las partes que siguen de la franquicia ya tienen fijadas fechas: la tercera entrega 20 de diciembre de 2024, la cuarta el 18 de diciembre de 2026 y la parte 5 se estrena el 22 de diciembre de 2028.
Hay homenajes y referencias argumentales a películas de otros directores.